Urgen rediseñar las calles

Los ciudadanos deben reclamar su participación en transformar el entorno que habitan.

Por Hector Delgado > @bandada_studio

En América Latina, el espacio público, en especial las calles, son cada vez más reducidss, insegurss y excluyentes. El diseño se ha priorizado a la movilidad motorizada sobre peatones y ciclistas.

«Debemos reclamar el derecho de trasformar el entorno que habitamos, por que cuando no lo hacemos alguien más lo hace», así lo dijo Francisco Paillié, co-fundador de Derive Lab, una organización que mediante proyectos de investigación e iniciativas de acción participativa busca mejorar la experiencia de las personas en el espacio público.

El investigador invitó a que los habitantes de la Ciudad reclamen y participen para transformar de manera participativa y compartida nuestro espacio público, reconociendo nuestro papel y su alcance en esta transformación.

En el marco del #3CongresoPeatonal, compartió al público su proyecto Calles Compartidas, un manual de diseño que mediante implementación de sencillas estrategias ordena el espacio de manera incluyente, es decir sin segregar por velocidades, olvidando las señales de tránsito, optimizando el tiempo y la calidad de la movilidad de personas, ciclistas, transporte público y vehículos, logrando así un nuevo concepto de calle. No obstante, agregó, cada calle tiene un valor subjetivo que debe solucionarse de manera específica.

 El diseño de calles compartidas busca la alteración de la conducta, la visión y la forma en la que se mueven las personas, integrando nuevas lógicas de diseño activo, facilitando que el otro sea autor de su propia conducta; de esta manera se impulsa la idea de que cuando la calle se comparte, somos más conscientes del otro. Las lógicas de diseño integradas son:

  1.  Diseñar superficies continuas, recurriendo a cambios de pavimentos y texturas.
  2. Implementación de mobiliario que entorpezca y reduzca el tráfico (traffic calm).
  3. Eliminar la señalización de tránsito, pues  «entre mayor número de restricciones en las calles, las personas disminuyen su sentido de responsabilidad sobre estas», como explicó Hans Monderman, ingeniero de tránsito en Holanda.
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Este diseño, explicó Francisco Paillié, es una solución al tema de seguridad para las ciudades, ya que se basa en la fórmula 8/80 para diseñar las calles y edificios, es decir, para personas de ocho años a 80, de forma que todos dentro de ese rango tengan la posibilidad de disfrutar y vivir los espacios públicos. La plática invitó a cambiar el paradigma sobre el coche, a dejar de pensar que su uso y el espacio para estacionamiento son una necesidad básica para la Ciudad.

En la conferencia expuesta en el marco del 3er Congreso Peatonal, se presentaron otras iniciativas como el proyecto de reactivación de bajo puentes del colectivo «Basurama» en Medellín, donde las soluciones van más allá del diseño en sí y se presentan como soluciones sociales y culturales que fomentan la vida pública, pues como agregó el director de Derive Lab, no siempre se necesitan cosas multitudinarias, se necesitan cambios capaces de transformar el entorno y las dinámicas sociales y urbanas.

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