La multidimensionalidad del espacio público

La multidimensionalidad del espacio público

El debate y la factoría urbana del espacio público han corrido de la mano de las necesidades de la organización social y son reflejo de sus grandes contradicciones. Sin embargo, paulatinamente, las necesidades de las personas y la viabilidad planetaria deberán tomar un papel más relevante dentro del pensamiento urbano y de la utilidad de todo espacio común.

En un mundo hiperglobalizado, hiperdigitalizado, hiperconsumista e hiperconectado; donde las ciudades son los nuevos centros geoestratégicos, el espacio público funciona, en algún sentido, como la estructura ósea dentro de esta mega ordenación planetaria.

Las historias urbanas de la humanidad son síntesis de la historia de las estructuras sociales, políticas y económicas. En cierto modo nos hablan sobre los hábitos sociales, organización comunitaria, estratificación social, institucional y cívica; sus prácticas culturales, rituales, espirituales y místicas; su movilidad y conectividad; su belicismo y expansión; el dominio de los recursos, su vigor comercial, desarrollo e innovación tecnológica.

Sin duda, estratégico para la planeación urbana, el espacio común -siempre dinámico y conflictivo- es el punto que entreteje las redes sociales y donde se dirimen intereses en múltiples niveles y dimensiones.

Es una arena donde se enfrentan las necesidades -individuales y colectivas- en términos de funcionalidad (espacio-movilidad-sustentabilidad) con intereses sociales, económicos y políticos. Sumidos en un escenario donde conviven personas, grupos de interés, masas, calles, edificios, árboles, plazas, automóviles, infraestructura comercial, industrial, urbana y de servicios así como la polución, la basura, etcétera.

Es la vitrina del conflicto, las desigualdades y disidencias. Es el escoyo de civismo institucional y la acción social desmitificada. Es muestra de la capacidad creativa y de la adaptación utilitaria de la sociedad.

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La definición del espacio público es una tarea complicada. Tanto como querer describir todo lo que ahí sucede. Como parte de su vocación más básica se opone a lo privado, es lo exterior, el espacio común y, en su acepción más amplia, convoca a la colectividad y a la vida social.

Sin embargo, como cualquier cosa que implique la naturaleza humana (planeada o no), en la construcción y diseño del espacio público, como ya lo vimos, permanentemente interactúan una multiplicidad de dimensiones. Por lo que, para reflexionar sobre él, sobre sus alcances y necesidades, hay que considerar al espacio público como multidimensional por excelencia.

A modo de ejemplo

La Plaza de la Constitución o Zócalo en el centro de la Ciudad de México. Una gran plaza cívica cuya plancha mide 46 mil metros cuadrados y lugar que albergó el centro político y religioso de los mexicas.

Actualmente, ésta plaza pública es perfilada por la Catedral Metropolitana, el Palacio Nacional, edificio sede del poder Ejecutivo Federal, y el Antiguo Palacio del Ayuntamiento; cuyas construcciones en algunos casos fueron edificadas en parte con las mismas piedras de los restos de las principales edificaciones prehispánicas. Al oeste de la plaza se ubican edificios comerciales, hoteles y oficinas administrativas. Este espacio fue ordenado como centro social, político y administrativo.

Expande su influencia urbana a través de varias calles que emanan de su perímetro. Creando una red urbana que articula más calles, plazas y edificios donde suceden, al mismo tiempo, una infinidad de realidades. Imbrica otras dimensiones de carácter privado o público. Fachadas de casas, comercios, edificios de oficinas o departamentos le dan rostro, carácter, textura y dimisión al espacio público central la Plaza de la Constitución.

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Gracias a la multiplicidad de usos, la Plaza de la Constitución, desde el punto vista sociológico, es el lugar donde se amplifican las relaciones sociales, donde se encuentran los diferentes, se expresan las desigualdades y el conflicto -consecuencias de las dos primeras-. Las comunidades y los individuos ejercen en distintos niveles de interacción y roles, todo de acuerdo en la esfera que ejercen. Como ciudadanos, migrantes, comerciantes, trabajadores, estudiantes, administradores, mujeres u hombres.

La vocación político y administrativa le ha impreso una función simbólica del poder. Como centro urbano-político quien gestiona territorialmente el espacio es quien potencialmente detenta el poder. Por esa razón la expresión de inconformidad política ciudadana fija como espacio natural de protesta la plancha del Zócalo. Sin embargo, si lo reducimos a elementos más específicos y puntuales, el poder también puede expresarse en la administración de las banquetas para comercio informal y con fines electorales.

Su centralidad brinda una dinámica económica multifuncional. Dentro del espacio y en articulación con calles, plazas y otros edificios. La vida económica puede vivir un variado abanico de actividades. Restaurantes, hoteles, oficinas, departamentos, recintos culturales, comercios de diferentes giros (establecido o informal). Dota de una dinámica económica plurifuncional.

No es mi intención agotar en este texto la complejidad del asunto. Es, exponer y acentuar que la trascendencia del espacio público para el planeamiento urbano de las ciudades es vital. Es lo que le da personalidad y carácter. El rescate, diseño y construcción del espacio público deberá de atender más de una dimensión. Su importancia no puede ser reducida a la colocación de bancas, iluminación y pintura. Aunque en ocasiones eso es más que suficiente en una estrategia de acupuntura urbana. Se debe de comprender como un centro de articulación comunitaria y como un nodo dentro de una red urbana mucho más compleja.

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En conclusión, el debate y la factoría urbana del espacio público han corrido de la mano de las necesidades de la organización social y son reflejo de sus grandes contradicciones. Sin embargo, paulatinamente, las necesidades de las personas y la viabilidad planetaria deberán tomar un papel más relevante dentro del pensamiento urbano y de la utilidad de todo espacio común.

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