Innovar para reanimar mercado en Iztapalapa

La renovación del Mercado La Purísima tiene la curiosidad que no tuvo que sacar a los trabajadores de su espacio para llevarse a cabo; Bandada! Studio prepara la nueva cara del centro comercial.

Por Andrea Peniche > @aneapt

Bandada! Studio, un despacho de jóvenes arquitectos dirigido por Iván Valero, de 30 años, está renovando el Mercado La Purísima, en Iztapalapa, sin detener la actividad del centro de abasto.

Este lugar fue construido en la década de los 70 y nunca había recibido un mantenimiento adecuado, sin embargo, en noviembre de 2014 las autoridades decidieron iniciar su rehabilitación, la cual concluirá a mediados del presente año.

Todo empezó en febrero de 2014, cuando el ex Delegado Jesús Valencia contactó a Bandada! Studio para que renovara el mercado, con el objetivo de que éste pudiera tener 50 años más de vida. Debido a que un primer intento de remodelación ya había fracasado por la oposición de los comerciantes, quienes tenían miedo de perder sus locales, Bandada! Studio se puso en contacto con ellos y los convenció de una manera hasta entonces inimaginable: el mercado sería rehabilitado con ellos dentro.

“Nos dimos cuenta que realmente querían un nuevo mercado porque hacía falta, pero lo que no querían era salirse por el miedo de no volver nunca más (…) y entonces, ahí nosotros tuvimos que tomar una decisión”, explicó Iván Valero, director del despacho.

La inversión realizada es de aproximadamente 21 millones de pesos; de los cuales, 9 se utilizaron para llevar a cabo la primera fase, que duró cerca de 6 meses (de noviembre de 2014 a abril de 2015) y la cual consistió en colocar estructuras de acero por fuera del mercado; así como fachadas, cubiertas, cambio de pisos, puertas de madera combinadas con PVC; y la ampliación del lugar.

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Para la segunda fase del proyecto se han utilizado alrededor de 7 millones de pesos para construir un estacionamiento y colocar el techo. En la tercera fase -que aún no se ha programado- se necesitarán alrededor de 5 millones de pesos, los cuales serán utilizados para desmantelar manualmente, y poco a poco, el mercado antiguo que se encuentra dentro de la nueva cubierta.

“Cuando lo desmantelen ya estará el nuevo construido. Eso hace que durante todo el proceso de obra ha seguido trabajando el mercado, nadie ha abandonado su puesto –que era el mayor temor que tenían-; pero ya está construido un nuevo mercado encima”, detalló Valero. El plan también cuenta con una cuarta fase; sin embargo, la inversión de ésta correrá por parte de los locatarios, pues serán ellos quienes decidan si quieren o no cambiar la imagen de sus puestos.

“Eso dependerá de qué quiera hacer cada quien, habrá algunos que quieran hacerlo todo de acero inoxidable”, precisó.

Proyecto arriesgado 

Valero consideró que ha sido un proyecto muy arriesgado, pues en cualquier momento existía la posibilidad de que un martillo o una viga de 3 toneladas cayeran sobre los locatarios y ocasionaran algún accidente mortal; sin embargo, siempre se tomaron las medidas de seguridad adecuadas para controlar y minimizar los riesgos, entre ellas, colocar las estructuras más pesadas por las noches.

“Ese temor y ese riesgo siempre estaba porque estamos haciendo algo delicado, pero se hizo bien (…) y lo que falta ahora en realidad es sencillo; lo difícil ya pasó”, subrayó.

En la tercera fase del proyecto -que consiste en desmantelar el mercado antiguo- también existen muchos riesgos, pero, con el fin de evitar daños, dijo el arquitecto, los locatarios tendrán que salirse aunque sólo será por cuestión de días y con la tranquilidad de que ya está construido su nuevo lugar de trabajo.

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El primer beneficio que tendrá el mercado, según Valero, es que logrará ser un referente mucho más visible en Iztapalapa al tener mayor altura y un profundo cambio estético.

“Lo que hemos hecho es una nueva caja más alta, más ventilada, más iluminada, más bonita, más llamativa”, abundó.

También, dijo, el techo tendrá una cubierta de captación de agua que evitará goteras que anteriormente ocasionaban inundaciones; además de que habrá mayor iluminación natural y una ventilación que beneficiará a que los productos se conserven mejor.

“Esa gestión del clima está muy controlada en esta propuesta (…) no habrá olores, los productos se conservarán mucho mejor, no habrá gastos eléctricos y no habrá tanto riesgo de estar con la energía eléctrica siempre funcionando”, afirmó.

Valero confía en que este proyecto se convertirá en un modelo a seguir para muchos otros lugares que necesitan cambiar y que no han sabido cómo realizarlo, pues afirmó que con ingenio, con ilusión y sobretodo, con ganas de hacer las cosas el cambio se puede hacer.

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