Urbanismo Feminista

El urbanismo se ha considerado tradicionalmente una materia neutra, es decir, que la manera de diseñar los diferentes espacios no beneficiaba ni afectaba a personas o colectivo en particular alguno.

Por Collectiu Punt6> @CollectiuPunt6

La realidad muestra que muchas de las ciudades en la actualidad reproducen un urbanismo androcéntrico, que ha dado prioridad a un sistema capitalista y patriarcal, al privilegiar aquello relacionado con lo masculino, y excluyendo a la mayoría de población: mujeres, comunidad LGBT, minorías étnicas, personas migradas, pueblos indígenas, gente con diversidad funcional, etc. En contraposición, el urbanismo feminista pone la vida de las personas en el centro de las decisiones urbanas, teniendo en consideración la diversidad de las personas y analizando cómo los roles de género influyen y tienen implicaciones directas en el uso y disfrute de nuestras ciudades.

Históricamente los espacios se han diseñado siguiendo y perpetuando los roles de género. Por ello casi siempre se ha vinculado a los hombres con el espacio público, al trabajo remunerado, lo racional, la vida política y el hombre de Estado; mientras que a las mujeres se les ha identificado con el espacio privado del hogar, las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas, lo emocional, lo informal y lo íntimo. Esta falsa división de los espacios conlleva a una valoración diferente de las personas y de las actividades que las llevan a cabo, atribuyendo un valor superior a lo masculino y público, devaluando las tareas relacionadas con el cuidado de las personas y del hogar, de las cuales las mujeres continúan siendo responsables.

El feminismo ha cuestionado durante décadas esta división y ha trabajado para que se reconozca que las mujeres han participado siempre de una manera u otra en la esfera pública y lo productivo (en el mercado laboral formal e informal) y que las tareas reproductivas y de cuidado no sólo tienen lugar en el interior de la vivienda, sino que se extienden fuera del ámbito ‘privado’: acompañar a niñas y niños a la escuela, ir a comprar, etc.

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NUESTRA VISIÓN

Desde Col·lectiu Punt 6 trabajamos el urbanismo desde una perspectiva feminista interseccional, porque es necesario tener en cuenta la diversidad más allá del sexo e incorporar otras características que influyen en el modo como las personas experimentan de manera diferente los espacios: etnia, edad, religión, discapacidad, etc. Este enfoque visibiliza que mujeres y hombres hacen un uso distinto de los espacios debido a los roles de género, además de que tienen otras características personales, como la edad.

El urbanismo feminista pone en el centro de las decisiones urbanas las necesidades relacionadas con la vida cotidiana de las personas. La vida cotidiana está formada por diferentes esferas: productiva (trabajo remunerado), reproductiva (cuidado de personas y del hogar), personal (ocio, deporte y cuidado) y comunitaria (mejora de la sociedad o la comunidad en la que se vive). Todas se deben tener en consideración a la hora de planificar y diseñar los espacios en los que vivimos. Sin embargo, el urbanismo tradicional que responde a un sistema patriarcal y capitalista ha privilegiado exclusivamente la esfera productiva del trabajo remunerado. Esto ha tenido efectos en cómo se han planificado espacial y temporalmente nuestras ciudades: la zonificación y separación de funciones, por ejemplo, de la casa y los centros de trabajo; sistemas de movilidad que conectan los lugares de residencia con el trabajo mayoritariamente de sectores masculinos; horarios de transporte público centrados en los de trabajo que no responden a las necesidades de las personas encargadas de las tareas domésticas y reproductivas que tienen desplazamientos más complejos y se desplazan a diversidad de horas.

Así, el urbanismo feminista da el mismo valor a las cuatro esferas de la vida cotidiana, y en particular visibiliza las tareas reproductivas y de cuidado, mayoritariamente no remuneradas y llevadas a cabo por mujeres, con el fin de que por medio del urbanismo se lleguen a valorar socialmente y se consiga que acaben siendo de corresponsabilidad colectiva y social, y no exclusivas de las mujeres. Así pues, el urbanismo feminista reconoce y hace visible la experiencia cotidiana de las mujeres y las necesidades y responsabilidades asociadas al trabajo doméstico y de cuidados, es decir, todas las tareas imprescindibles para el desarrollo humano.

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Desde 2005, Col·lectiu Punt 6 venimos repensando los espacios domésticos, comunitarios y públicos desde la experiencia cotidiana y la transformación feminista. Para ello, utilizamos la participación comunitaria como una herramienta esencial de nuestro trabajo, dando voz a las personas de la comunidad, ya que son las máximas expertas y conocedoras de su territorio. Asimismo, desarrollamos metodologías propias que adaptamos a los diferentes contextos locales, nacionales e internacionales en los que trabajamos.

ASÍ SON ELLAS

Col·lectiu Punt 6 es una cooperativa de arquitectas, sociólogas y urbanistas, con sede en Barcelona, que trabajan los espacios domésticos, comunitarios y públicos desde una perspectiva feminista interseccional, a nivel local, nacional e internacional.

 

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