Construyendo sobre basura

Encima de miles  de toneladas de desechos se han edificado centros comerciales, residencias, corporativos o parques recreativos, pero ¿es viable llevarlo a cabo?

Uno de los métodos más reconocidos para la disposición final de los desperdicios son los tiraderos de basura, los cuales deberían ser operados, monitoreados y clausurados de acuerdo con las especificaciones establecidas en la norma ambiental conocida como NMX-083-SEMARNAT-2003 (que aún sigue vigente). Sin embargo, en México no se hace de esa manera. Según la urbanista Xanath Sánchez Serrano, si no se cumplen las reglas ambientales de dicho documento, la construcción de estructuras sobre tiraderos no es viable, y tampoco lo es la actividad humana de bajo impacto (parques y jardines), ya que representa un riesgo para la salud, seguridad e integración de la población y del ambiente.

¿LA RAZÓN?

Su inviabilidad se debe a que, al operar de modo poco adecuado un sitio de disposición final, se pueden generar porosidades o huecos de aire que a la larga pueden generar hundimientos de manera diferenciada, derrumbes y hasta dañar las estructuras. Según la norma 083, los tiraderos –que abundan en el país– se deben clausurar de la siguiente forma: primero, por supuesto, hay que remover los desechos acumulados del sitio a clausurar, enviarlos temporalmente a agujeros construidos en algún terreno o, bien, a antiguas minas (como se hace en la Ciudad de México), los cuales son previamente impermeabilizados. Después aquellos se vierten en esos sitios, se agrupan, compactan y se cubren con tierra. En seguida, el sitio a clausurar –que ya se encuentra sin desperdicios– es saneado, limpiado e impermeabilizado. Una vez terminado ese proceso, que dura cerca de un año, se vuelve a llenar con los mismos residuos que estaban en espera en el otro lugar. Ya que están ubicados de nuevo ahí se vuelven a agrupar, compactar, impermeabilizar y se cubren con tierra, sustrato, una capa aislante y vegetal que resista los procesos de descomposición de la basura.

También te puede interesar:  La sobreexplotación de los mantos acuíferos en la Ciudad de México

A pesar de esas especificaciones oficiales, la urbanista Xanath Sánchez afirma que a nivel nacional esos sitios no son impermeabilizados, sino que únicamente se “avientan los residuos” y cuando se empieza a descomponer los desperdicios (tanto orgánicos como inorgánicos) contaminan el suelo y el manto acuífero con los lixiviados (líquidos producidos por la degradación); de igual manera la atmósfera se ve afectada debido al biogás que libera. Al momento de que los camiones que recogen los desechos mezclan los orgánicos con los inorgánicos, se genera una alta generación de lixiviados y biogás que no permiten una adecuada compactación para darle estabilidad al terreno. Según explicó Xanath a nuestra revista City Manager, éstos deben compactarse 95%; sin embargo, los procesos de descomposición tan altos que se generan adentro no permiten realizar el proceso de compactación de manera correcta y se crean bolsas de aire que son las causantes de hundimientos e inestabilidad.

“Si tú construyes una estructura arriba se te va a caer”, asegura la urbanista. Aunado a lo anterior, la norma 083 establece que esos sitios una vez clausurados no pueden tener un uso habitacional, ni construir equipamientos, como escuelas u hospitales, sino que únicamente pueden haber parques o jardines, siempre y cuando el terreno haya sido monitoreado durante 20 años por lo menos y se haya comprobado que no hay un mal control de lixiviados o biogás que puedan poner en riesgo a la población.

EJEMPLO A SEGUIR


• En la delegación Iztapalapa se encuentra el Parque Ecológico Cuitláhuac, con 145 hectáreas, el cual fue un tiradero de basura que, según comentó la urbanista, fue convertido tras haber realizado estudios y técnicas de clausura adecuadas. Además, hasta la fecha se realiza un monitoreo pertinente por parte de las autoridades locales.

LA SOLUCIÓN

También te puede interesar:  Banquetas, el diario sufrir del peatón

•Hasta que en nuestro país se logren atender las de ciencias en materia de residuos sólidos urbanos, dar cumplimiento a la normatividad ambiental y cumplir con el correcto manejo y clausura de los sitios de disposición nal, podrán existir las condiciones técnicas y operativas para poder construir encima de los tiraderos de basura, concluyó Xanath.

ENTONCES, ¿POR QUÉ SE CONSTRUYE  SOBRE LA BASURA?

En nuestro país existen muchos tiraderos que se han transformado en centros comerciales; y aunque la norma ambiental no se cumple y, por ende, la viabilidad de construcciones no es viable, es algo que se sigue realizando. Según Xanath, esto se debe a que dichos predios suelen tener un costo muy bajo, por lo que los desarrolladores ven ahí una buena oportunidad para no gastar tanto y realizan construcciones sin importar los riesgos o efectos negativos que existan.

«La basura debe estar compactada 95%; sin embargo, los procesos de descomposición tan altos que se generan adentro no permiten realizar el proceso de compactación de manera correcta y se crean bolsas de aire que son las causantes de hundimientos e inestabilidad”.

-XANATH SÁNCHEZ SERRANO


 

Leave a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*