Finlandia y el reto de hacer del automóvil algo obsoleto

Es innegable que el desarrollo urbano depende en gran medida de las políticas públicas vinculadas con los medios de transporte.

Por Karina Coss > @Karriina

Es común que este país aparezca en los ranking internacionales, ya sea en los primeros lugares por su nivel educativo o por ser una de esas naciones cuyas peculiaridades la colocan en posiciones destacadas de muy diversos ámbitos. Con una población que no rebasa los seis millones de habitantes, se caracteriza por disponer de un sistema de transporte público cuya eficiencia orilla a que cada vez más personas se interesen menos por adquirir un automóvil.

AL DETALLE

En Finlandia, la mayoría vive en las zonas urbanas (65 por ciento), mientras que el resto lo hacen en los bosques; es el país europeo con más alto porcentaje de áreas forestales. La región metropolitana se compone por las ciudades de Espoo, Vantaa y Helsinki, su capital, en donde habitan alrededor de 600 mil finlandeses. Es en Helsinki donde se articula un modelo de movilidad integral que se ha convertido en la meta de otras urbes alrededor del mundo. Además de ahorrarle daños al ambiente, la red de autobuses, tranvías y el Metro de esta metrópoli contribuyen a que sus usuarios tengan una mejor calidad de vida.

Hace apenas un par de años esta entidad se trazó la meta de integrar todos sus medios de transporte en un sistema de movilidad público capaz de convertir al automóvil particular en algo obsoleto. En la capital, comprar un vehículo automotor no resulta barato y con la eficiencia de las otras opciones, el gobierno confía en que para el año 2025 a prácticamente nadie le interesará gastar su dinero en uno.

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EL ÉXITO DE ESTE SISTEMA DE MOVILIDAD

Los desplazamientos de un punto de interés a otro en ésta no tan extensa ciudad están trazados para hacerse ya sea usando un solo sistema o, bien, de manera intermodal. Cuando una persona necesita trasladarse lo puede planear antes de salir de casa, tiene la oportunidad de consultar las rutas y los tiempos de manera casi exacta y, en esto, la tecnología juega un papel muy importante. Consultar horarios y tiempos de recorridos de un autobús se puede hacer desde la aplicación de mapas de cualquier smartphone, además de que existen apps pensadas exclusivamente para brindar esta información a los usuarios, aplicaciones que funcionan bien debido a que se alimentan de una base de datos en la que los horarios y rutas no se ven afectados por congestionamientos.

Los boletos de autobús, tranvía y el Metro se pueden adquirir en línea o en las tiendas de conveniencia, e, incluso, al momento de abordar las unidades se puede pagar al operador y el cobro lo pueden realizar por medio de tarjetas de crédito. Existen también algunas con validez de 3, 5 ,10 días, o mensuales, con las que se puede hacer uso de todos los sistemas de transporte. Los estudiantes, personas con discapacidad y adultos mayores tienen un significativo descuento.

MODERNIDAD Y LIMPIEZA

En Helsinki, el parque vehicular del sistema de autobuses y tranvías es limpio y moderno, los trenes del sistema subterráneo son amplios y disponen de servicio gratuito de conexión a Internet inalámbrico. Los taxis son, quizás, el medio de transporte más costoso; sin embargo, la Autoridad de Transporte Regional de Helsinki (HSL) promueve un sistema de unidades tipo camionetas que transporta por demanda a personas que se encuentran cerca y se dirigen a destinos comunes, lo que representa un ahorro a su economía y evita, aún más, el que haya más autos en las vialidades.

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PRIVILEGIOS DE LA GENTE DE ’A PIE’

En la capital, como en otros lugares el peatón y el ciclista son privilegiados, ya que hay carriles exclusivos para quienes prefieren la bicicleta y en cada semáforo está instalado el botón que da al peatón la preferencia y permite solicitar a un carro el alto para cruzar la calle.

HONESTIDAD

Una de las curiosidades del transporte público en Helsinki es que al abordar el tranvía o el Metro no existe alguien que verifique si has pagado por el viaje, los finlandeses parten de la confianza en los usuarios aunque, de manera aleatoria, elementos de las autoridades verifican que lo hayas hecho por tu traslado y, de no ser así, se genera una multa de 80 euros (alrededor de mil 800 pesos).

PARA REFLEXIONAR

Los gobiernos de las grandes ciudades en el mundo deben dirigir sus esfuerzos a dotar a sus habitantes de cada vez más y mejores servicios de transporte público de calidad. Hoy día, en la Ciudad de México una persona promedio invierte poco más de dos horas en traslados para ir de casa al trabajo y viceversa; y estos largos desplazamientos se traducen en daños a la economía personal, la calidad de vida y el ambiente. Los esfuerzos por diseñar opciones para ciclistas y peatones no darán resultados positivos en tanto no se dote a la población de un sistema de transporte público integral, articulado, cómodo y eficiente. El desarrollo de las grandes ciudades depende, y mucho, de cómo se mueve su gente. Es tiempo de volver a poner los ojos en Finlandia.

3 Comments

  1. Andrés Farinango

    Espero una buena administración municipal en la ciudad de Quito, Ecuador. Que promueva a gran escala este gran avance de Finlandia. Me gustaría comprarme a futuro un auto, pero con un excelente/eficiente sistema de transporte público, me negaría esa opción

  2. ¿Por qué nadie se da cuenta de que otra forma de usar el coche particular?
    Los problemas los causa que cada persona vaya en su propio coche. Pero si aprovechamos los asientos libres para llevar a compañeros que van en la misma dirección,
    Véase Kangu en México o DedoCar en España

  3. Intento explicar la situación actual:
    Alguien que tarda una hora en llegar al trabajo usando el transporte público, y solo 20 minutos en coche, a poco que pueda permitírselo, piensa que su mejor opción es tener un coche particular y utilizarlo cada día (aunque sepa que gasta 5 veces más, sufra diariamente atascos de tráfico, tenga dificultades para aparcar y se convierta en un esclavo de su coche).
    Lo que ocurre (al menos hasta ahora) es que «ir en coche particular» significaba «ir cada uno en el suyo». Y millones de personas haciendo lo mismo en hora punta, colapsamos las calles y producimos excesiva contaminación. Con esta situación, de algún modo causamos los problemas que luego sufrimos nosotros mismos.
    Lo peor es que, estamos tan acostumbrados a esto, que no nos damos cuenta de lo ineficiente que es desperdiciar millones de asientos libres en los coches, justo a la hora en que más gente necesita moverse por la ciudad.

    Pero, tengamos una visión de un futuro mejor:
    ¿Qué pasaría si, además del conductor, un coche llevara varios pasajeros que fueran en su misma dirección?
    1.- Podrán dividirse entre ellos los gastos del viaje y el coste de cada uno será similar al del transporte público (el conductor recuperará hasta el 75% de lo que haya gastado (con las aportaciones que le reintegran los pasajeros que lleva); y los pasajeros viajarán a precio de bus, pero con la comodidad y rapidez de un coche con chofer).
    2.- Los que vayan en ese coche, contaminarán la cuarta parte (digamos que lleva tres pasajeros cuyos coches ya no queman gasolina).
    3.- Como habrá un único conductor, solo uno de cada cuatro viajeros necesitará un sitio para aparcar cuando llegue al destino.

    Ahora, apliquémoslo en la ciudad:
    ¿Y si no se compartiera un solo coche, sino digamos el 10% de los que se mueven en hora punta?
    4.- Al compartir unos pocos, retiraremos de la circulación muchos más: entre un 10 y un 40% de los coches (según que se aprovechen desde 1 hasta los 4 los asientos que llevaban libres)
    5.- Sin estos coches innecesarios, las calles ya no se saturarán y eliminaremos los atascos (en los que tardábamos 3 o 4 veces más y los coches contaminaban un 80% más que cuando la circulación vuelva a ser fluida)
    6.- Entre una cosa y otra, bajaremos la contaminación a menos de la mitad y todos respiraremos un aire más sano.
    7.- Con lo que ahorrarán muchos trabajadores, será como tener subidas generalizadas de sueldos (o bajadas de impuestos) sin afectar las cuentas de empresarios ni gobierno. Aumentará el poder adquisitivo y mejorará la economía.

    Entonces, si compartir los viajes en coche tiene tantas ventajas, ¿Qué necesitamos para empezar a disfrutarlas? ¿Por qué no lo estamos haciendo ya?
    Pues, en realidad, resulta que ya llevamos en el bolsillo la tecnología necesaria: Nuestros teléfonos inteligentes.
    Solo hace falta que mucha gente empiece a usar una app de auto-stop urbano que nos vaya señalando a los pasajeros o conductores que tienen un recorrido parecido al nuestro, que están dispuestos a ir juntos para compartir gastos de viaje y que, como nosotros, quieren mejorar su calidad de vida y el futuro de las próximas generaciones en este planeta.

    Más información en http://www.dedocar.es

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