Por más de seis décadas, una terminal de tranvía de Nueva York se mantuvo en desuso, pero próximamente podría convertirse en el primer parque subterráneo en el mundo.
Por Óscar Rojas > @oskar_rojasv
El proyecto Lowline podría convertirse en el primer parque subterráneo del mundo. Recientemente se presentó el diseño del proyecto, el cual tuvo que ser encubado desde las entrañas de una estación de tranvía, ubicada bajo el puente de Williamsburg, Lower East Side de Manhattan, el cual fue inaugurado en 1908. Sin embargo, tras constantes cambios urbanos de la Gran Manzana, tuvo que cerrar sus puertas al público en 1948. Seis décadas después, el espacio aún conserva algunas características del inmueble como adoquines, vías de tren y techos abovedados, los cuales tienen un potencial para la creación de un espacio público para los habitantes de Nueva York y los turistas del resto del mundo.
Los creadores de este proyecto Lowline, James Ramsey y Daniel Barasch, definen su concepto como un fósil en ámbar, ya que se encuentra en el espacio subterráneo, contiene huellas de su vida pasada, y con ayuda de la tecnología solar, se podría transformar en una reliquia urbana de primer nivel que respire con vida propia.
Lowline, que defiende la idea de crecer nuevas áreas verdes en las ciudades -aunque sean por debajo del suelo-, tiene como objetivo construir un nuevo espacio público que pone de relieve los elementos históricos de una antigua terminal y por otro lado la introducción de la innovación solar de vanguardia y diseño, permitiendo que las plantas y árboles crezcan en un parque subterráneo.
Reinventando espacios públicos
La comunidad de Lower East Side sigue siendo muy diversa debido a una mezcla de viviendas públicas y antiguas, la cual requiere una reinvención en su espacio público para unir el tejido social y ser generador de nuevos modelos urbanísticos que sirvan de ejemplo al mundo.
Durante la planeación del proyecto, se llevaron a cabo talleres con niños para saber cuáles serían las cosas que les gustaría ver en Lowline, y entre las sugerencias destacó que les gustaría tener una casa de árbol para escalar, un parque acuático, canchas de futbol, una pista de patinaje, juegos, maquinas despachadoras de alimentos, entre otras cosas, por lo que se visualizan diversas alternativas para rellenar el espacio público del proyecto.
Falta reunir inversión económica
El proyecto se dio a conocer en el año 2011, generando mucha controversia, aunque el pasado 13 de julio obtuvo luz verde por parte de la Corporación de Desarrollo Económico para una aprobación preliminar. Esto significa que los creadores tendrán que llevar a cabo presentaciones, visitas guiadas y encuentros con la sociedad civil para aclarar cualquier duda o preocupación que pueda ocasionar la construcción.
Por otra parte, los diseñadores del proyecto deberán conseguir, en un plazo de 12 meses, la cantidad de 10 millones de dólares para financiar el proyecto, dado que el costo total de Lowline es de 60 millones de dólares.
Esto es un ejemplo clave de cómo la reactivación de una vasta red de estructuras de movilidad puede lograr un espacio público donde todos los sectores de la sociedad puedan gozar del espacio público.
Nueva York urbano
Este proyecto se suma a los rediseños que se tienen pensado en el Metro de la ciudad y el de las iniciativas ciudadanas que buscan revivir ideas del pasado.