Existen algunas disciplinas dedicadas a idear una forma de atender la construcción sostenible que tanto urge en las urbes modernas.
Por Pablo Hernández Lodigiani > @Pablohelo
Existen voluntades en distintos países para atender la construcción de un mundo más sostenible y responsable con su entorno.
En la reciente Cumbre Mundial Hábitat 3, que se llevó a cabo durante el mes de octubre en Quito, Ecuador, surgieron varios temas que pueden ser abordados por los alcaldes y gobernadores en sus respectivas ciudades a fin de rediseñar el modelo urbano que está necesitado de una transformación que pueda garantizar mayor eficacia a los habitantes.
Dentro de estas iniciativas identificadas que podrían comenzar a ser adoptadas en los planes de desarrollo y políticas públicas de los gobiernos locales, encontramos la técnica de Bioarquitectura, una especialidad que proyecta y construye edificaciones por medio de la armonía entre medio ambiente y ciudad, fusionando los métodos tradicionales de la arquitectura con los recursos de la tierra para cumplir con las exigencias del uso de suelo y el entorno ecológico que ya existe en la zona.
A pesar de que las manchas urbanas son cada vez más, es indispensable inculcar una transformación en el oficio de la construcción para no desatender el cuidado del entorno, ya que las construcciones requieren de cada vez más energía, tecnología de primer nivel y grandes espacios que llegan a invadir otras zonas.
Es bajo esta idea, y la de considerar que en los próximos años crecerá la densidad de las ciudades, que comienza a fortalecerse la responsabilidad de construir teniendo en cuenta las condiciones del terreno de manera estricta, idear formas de atender el cuidado a la contaminación del agua, preservar la calidad de vida de las especies animales y vegetales que existen y crear un balance entre los beneficios que puedan dar las edificaciones al ecosistema y viceversa al momento de levantar una obra.
Bioarquitectura en México y el mundo
Este novedoso enfoque empieza a cobrar cada vez más vida, ya que promociona construcciones atentas a las necesidades climáticas, de reciclaje y a los elementos naturales, lo cual fomenta espacios más amigables con su entorno y quien lo habita.
Por parte de México, existen arquitectos y urbanistas que se dedican plenamente a estudiar y analizar el entorno natural, artificial y social para definir cuál es la mejor manera en la que los inmuebles pueden aportar al desarrollo sostenible e inclusivo de las ciudades.
En el resto del mundo, urbes como Sidney, Nueva York, Columbus o Medellín trabajan para poder integrar los elementos de su medio ambiente en los proyectos que se diseñan diariamente, reiterando la importancia de la responsabilidad ecológica en la construcción urbana.
Nuestra época demanda espacios sostenibles, inclusivos y atentos al cuidado del medio ambiente, ya que cada vez más los recursos naturales están destinados a invertirse en la industria de la construcción, la cual produce cerca del 40-50% de la contaminación atmosférica, un daño económico y social que comienza a hacer cada vez más eco en el futuro de las metrópolis.
Urge mejorar la relación hombre-naturaleza, porque dependiendo de la calidad del medio ambiente que se tiene en el mundo se definirá la calidad de nuestras edificaciones, la salud, el descontento social y la calidad de vida.