En los últimos años hemos escuchado hablar cada vez más del Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés) como la tecnología que permite la conexión de los objetos entre sí, convirtiéndolos en inteligentes, en transmisores de información y en generadores de nuevos modelos de negocio, al capitalizar el uso de los datos para brindar a las personas e industrias mejores soluciones en sus actividades diarias.
Nos dirigimos a la era del “todo conectado”. La empresa de investigación Gartner pronostica que 14,200 millones de cosas conectadas estarán en uso durante 2019, y que para 2021 serán 25,000 millones. Por su parte, la consultora IDC vislumbra que el mercado de estas soluciones alcanzará los 7,100 millones de dólares para 2020, por lo que el crecimiento de esta tecnología indica que veremos nuevas y mayores aplicaciones en el mundo.
Dentro de las vertientes en las que el IoT comienza a impulsar transformaciones, se encuentra la digitalización de la luz. De esta manera, la administración del encendido y apagado de los diferentes focos instalados dentro y fuera del hogar, ahora se puede gestionar desde una aplicación en un dispositivo móvil, incluso sin la necesidad de estar en casa. Por otro lado, existen sistemas que, a través de softwares, comparten datos entre los puntos de luz LED conectados para realizar millones de ejecuciones, tanto en edificios como en espacios públicos que requieren suministro de energía eléctrica.
En un sistema de iluminación conectado, las luminarias y otros dispositivos se fusionan con las redes para la recopilación, distribución y almacenamiento de grandes cantidades de datos, que permitirán impulsar la toma de decisiones y la innovación, la mejora de operaciones y la reducción de costos en actividades donde la luz tiene una participación.
Gracias a la fusión entre conectividad e iluminación, plataformas como estas ayudan a la construcción de ciudades inteligentes, pues la luz es un recurso que debe ser administrado para que las personas vivan experiencias únicas, como: sentirse seguras en lugares públicos, cuenten con oficinas sostenibles y bien iluminadas que aumenten su productividad, disfruten de espacios turísticos rodeados de espectáculos de luz, amplifiquen la vivencia de los aficionados en los estadios al convertir la iluminación en el #jugador13, crear espectáculos dinámicos; además de mejorar la forma de comprar al tener una mayor visibilidad de los productos en puntos de venta.
Datos del Banco Mundial (BM) indican que la iluminación representa alrededor del 15% del consumo global de electricidad y el 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta entero, mientras que la estimación del valor de este mercado crecerá casi un 60% en el período 2010-2020.
La era de la iluminación digital tiene grandes ventajas, que van desde el cuidado del medio ambiente al buscar la reducción de emisiones de carbono, hasta la administración de la luz con tan sólo un clic en un dispositivo móvil o un sistema. Indonesia, Canadá, Argentina, Brasil, Reino Unido y España son países que actualmente ya disfrutan de los beneficios otorgados por esta tecnología, y han experimentado la disminución del consumo de energía hasta en un 70%. De acuerdo con la Organización Mundial de las Naciones Unidas (ONU) se espera que para el año 2050, el 66% de los habitantes en centros urbanos esté rodeado de sistemas inteligentes donde el IoT será el principal elemento, pues los edificios y hogares estarán completamente conectados.
La introducción de sistemas inteligentes permitirá disfrutar de una calidad de luz única, que hará la vida de las personas más seguras y cómoda dentro y fuera del hogar; a las empresas y ciudades más eficientes energéticamente, productivas y habitables; y al mundo más sostenible.