El entorno metropolitano y la nueva constitución de la CDMX

Por Rodrigo Alonso > @JRodrigo_Alonso 

En la Ciudad de México se ha instalado el Congreso Constituyente, órgano que redactará la constitución de la capital mexicana. En este marco, el pasado 15 de septiembre Miguel Ángel Mancera, Jefe de Gobierno de la ciudad, entregó al constituyente el documento borrador que servirá de base para la discusión, ajuste y eventual aprobación de la nueva Constitución de la capital en enero del siguiente año.

¿Cuál es la importancia urbanística de este nuevo marco jurídico? Mucha. Es el documento rector que no solamente le da un nuevo estatus jurídico y político a la capital mexicana frente al resto de los estados de la República Mexicana, sino que sienta las bases para la proyección y planeación urbanística de la Ciudad de México en un contexto, por decirlo menos, metropolitano.

La Ciudad de México es el centro gravitacional de la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). La más importante de las 59 zonas metropolitanas de este país y una de las más pobladas del mundo. Donde diariamente conviven cerca de 22 millones de personas.

Es decir, dos de cada diez de mexicanos realizan su vida social, económica, cultural y política en un territorio conformado por 16 delegaciones políticas -próximamente alcaldías, cuya composición numérica seguramente aumentará en el seno de la constitución- del recientemente desaparecido Distrito Federal y 60 municipios conurbados de los estados de México e Hidalgo.

Esta configuración urbana, la metropolitana, no puede obviarse en la escuadra y cartabón de quienes diseñan la constitución capitalina. Hay un entramado de problemas comunes en el entorno metropolitano que deben considerarse al momento de la redacción de la constitución. Vale la pena recordar que a finales del año 2005 el entonces gobierno del Distrito Federal y del Estado de México oficializó implantar la ZMVM y convinieron que la planeación urbana sería conducida por comisiones metropolitanas.

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Uno de los problemas comunes de la ZMVM es la confrontación política. Las comisiones metropolitanas se han paralizado y se han enredado por múltiples intereses, conflictos políticos y ausencia de una visión de cooperación, coordinación, gestión y planificación estratégica a mediano y largo plazo.

La ZMVM, -integrada por dos de las entidades más importantes en términos políticos y electorales del país, la Ciudad de México y el Estado de México– se encuentra en una situación singular: quienes gobiernan ambos territorios son francos aspirantes para competir por el poder ejecutivo federal y, al mismo tiempo, han sido gobernados tradicionalmente en las últimas décadas por dos partidos políticos contrapuestos ubicándose en una posición permanente de competencia.

Mientras tanto y alrededor de la ZMVM, independientemente de confabulaciones políticas, transitan millones de personas cuyas necesidades son de la misma densidad que su volumen. La tasa de crecimiento y la densidad demográfica en la metrópoli central del país fue abrumadora; entre los años de 1950 y 2010 pasó de 2.9 millones a 20.1 millones de habitantes. Es evidente que la planificación y proyección metropolitana no ha caminado al mismo ritmo.

La expansión urbana desmedida y la anárquica distribución territorial en un relieve geográfico irregular; no ofrece la misma oportunidad de recursos y atraen un conjunto de fenómenos que han delineado un entorno urbano fragmentado, inequitativo y desarticulado.

El acceso al agua potable, el manejo de los residuos sólidos, de servicios públicos y virtuales riesgos por fenómenos naturales; la gestión espacial del territorio, accesos a es espacios verdes y espacios públicos; la calidad del aire, acceso a la vivienda, la red de movilidad y transporte; así como la distribución de las oportunidades, potencialidades, desarrollo económico, infraestructura urbana y sustentabilidad de la ciudad amplifican el potencial del conflicto urbano. No solamente en el seno de cada ciudad, sino dentro de los amplios márgenes metropolitanos y su articulación con el resto del territorio.

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Han andado los años, se han confederado en décadas y en la ZMVM los problemas son comunes e indisolubles. De no concebir una constitución con vocación metropolitana cuyos instrumentos legales no sean cortos, concretos y prácticos, que ensamblen mecanismos para un gobierno metropolitano. La ciudad habrá dejado pasar la posibilidad de desarrollo integral en material social, económico y político. Será una constitución incompleta.

Versión extraída de la edición cinco del impreso.

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