¿Sabes cómo Medellín ha enfrentado su ola de violencia y crimen?

Primera Parte

A través de un análisis que realiza Luis Felipe Dávila, autor del libro “Reglas, crimen y orden. Un estudio sobre la seguridad en Medellín”, donde nos adentra en las entrañas de la violencia y crimen que amedrento a Medellín durante los años 80 a la actualidad y de cómo los órdenes sociales están asociados a ellos.

En su investigación se analiza las reglas informales y las normas que han emergido entre los actores ilegales, para permitir la acumulación y la depredación en un contexto donde el Estado tiene solo una autoridad limitada. El autor resume los órdenes que emergen como: “órdenes amalgamados espontáneos”. El punto es que son relaciones de poder preestablecidas, fijas ni estables; sino todo lo contrario.

Con autorización del autor Luis Felipe Dávila se extrajo el siguiente capítulo, el cual es la primera parte de dos:

MEDELLÍN EN CIFRAS

“Otro hecho empírico evidente es que la condición humana es perfectible. A pesar de todos sus horrores, los últimos siglos han visto la desaparición de la guerra, la esclavitud, la conquista, la venganza de sangre, el despotismo, el sometimiento de la mujer, discriminación, el fascismo y el leninismo de vastas regiones de la Tierra que los habían sufrido durante décadas, siglos o milenios. Incluso en los peores momentos, las tasas de asesinato en las ciudades americanas eran veinte veces más bajas que las registradas entre muchos pueblos de cazadores-recolectores. Los británicos modernos tienen veinte veces menos probabilidades de morir asesinados.

Steven Pinker.

“En diciembre del 2015, en el país se registraron 1,112 homicidios y Colombia cerró el año con un total de 12 mil 193 asesinatos, lo que implica una caída en este indicador de violencia por tercer año consecutivo.

En el año que concluyó hubo 1,150 casos menos que en el 2014, y se logró una tasa de 25 casos por cada 100 mil habitantes.

La cifra total del 2015 es comparable con los datos registrados en 1985, hace tres décadas, cuando hubo 12 mil 922 homicidios. Aunque en ese momento, por densidad demográfica, la tasa por cada 100 mil habitantes era de 40.

Volviendo a las cifras totales, cabe destacar que en la última década nuestro país ha logrado reducir este flagelo en un 32 por ciento: lo que equivale a más de 6 mil vidas salvadas”.

Periódico “El Tiempo” (2016)

En el 2013 Medellín fue elegida la ciudad más innovadora del mundo en el marco del concurso City of the Years, que organizan The Wall Street Journal y Citigroup (The Wall Street Journal, 2013). Medellín resultó ganadora entre más de 200 ciudades que se postularon y en las que se encontraban Nueva York, Sao Paulo y Tel Aviv, por citar algunos ejemplos. Uno de los elementos diferenciadores que permitió este triunfo está ligado (según los organizadores del certamen) al aumento de la seguridad, traducida en la disminución de las tasas de homicidio.

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Para comprender mejor la dimensión del problema señalado, es pertinente indicar que Medellín alcanzó tasas de hasta casi 400 homicidios por cada 100 mil habitantes (Giraldo & Fortou, 2014) a principios de los noventa (años 1990-1993), teniendo en ese entonces una de las tasas de homicidios más altas del planeta, equivalente a 6 mil 809 muertos por año. Un número mayor que el total de soldados de Estados Unidos que perdieron la vida en la guerra de Irak a lo largo de casi 10 años de contienda.

Posteriormente, Medellín alcanzó una reducción considerable en las tasas hasta llegar a 34 en el 2007, 52 en el 2012, 38 en el 2013, 28.5 en el 2014 (648 homicidios) y 20 por 100 mil habitantes en el 2015.

En casi 25 años la ciudad redujo sus tasas de homicidios en más del 90%. Teniendo además periodos sin ningún homicidio en toda la ciudad, tal vez la pausa más grande en el ejercicio letal se presentó entre el 7 de junio del 2014 y el domingo 6 de julio del 2014, cuando se rompió esta racha positiva con una serie de homicidios en diferentes sectores de la ciudad (29 días sin ningún homicidio), situación atípica para una ciudad que vivió en paralelo el peso de la guerra entre carteles de la droga, el conflicto armado interno (especialmente entre 1997 y 2002) y la interacción de múltiples formas de violencia.

Esta disminución en las tasas de homicidios le ha generado a la ciudad comentarios, por un lado, elogios y optimistas y, del otro lado, críticos y pesimistas. Elogios como el del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que asegura que “contra todos los pronósticos desfavorables, la ciudad de Medellín, donde reinaban el caos y la desesperación, ha logrado transformarse a través de la reafirmación de la esperanza y el logro de la seguridad ciudadana” (Banco Interamericano de Desarrollo, BID, 2014), la publicación inglesa The Economist lo denomina como “El medio milagro”, asimismo la Agencia de Cooperación de Medellín y teóricos internacionales, como Fukuyama, lo denominan el “Milagro Medellín” (Fukuyama & Colby, 2011). Jorge Giraldo Ramírez y José Antonio Fortou consideran que los factores del éxito en la reducción de los indicadores de violencia se deben a:

  • Las intervenciones nacionales, como la Operación Orión (octubre del 2002), la negociación con las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y las operaciones contra objetivos de alto valor.
  • Los avances notables en la presencia y el fortalecimiento del Estado local, en especial en las áreas marginales y suburbanas, donde las instituciones recuperaron el control territorial.
  • La coordinación entre los niveles local, regional y nacional de gobierno.
  • La hegemonía, desafiada coyunturalmente, de la fuerza pública.
  • La intervención urbanística como hipótesis (Giraldo & Fortou, 2014, p 82).
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Por su parte, Gerard Martín (2014) plantea que las políticas públicas de seguridad han tenido injerencia directa en los cambios estructurales e históricos de la ciudad. Si bien el crimen organizado, ligado en parte con el narcotráfico y las mafias, aún persiste, lo hace en menor medida, en virtud de que el Estado ya no combate la criminalidad en el vacío institucional absoluto, o en un ambiente de permisividad social tan grande como en el pasado. Asimismo, la violencia local ha ganado grandes espacios en la construcción del monopolio de la fuerza y optimizado la calidad y cobertura de los servicios públicos. La mirada histórica de Martín (2014) permite entender también cómo se agudizó la crisis en los noventa y parte de los años 2000; además, se evidencia el papel del gobierno local y sus instrumentos en la consolidación de la problemática.

De igual forma existen interpretaciones menos complacientes, que aseguran que la disminución en las tasas de homicidios de la ciudad son resultado de la consolidación de una “gobernabilidad ilegal alternativa”, donde el Estado ha generado procesos de convivencia con actores criminales, y se evidencian prácticas de protección violenta (Angarita, y otros, 2008; Human Rights Watch, 2010). Para ilustras estos procesos se puede aludir a la llamada “Donbernabilidad” primero, y al “Pacto del fusil”, después.

La ONG Human Rigts Watch (2010) asegura que el jefe paramilitar alias Don Berna fue quién llevó “la paz” a Medellín, al regular todas las bandas y combos armados de la ciudad, y evitar que se quitaran la vida entre ellos mismos.

CONTINUARÁ…

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