Tras la revolución de 1989, surgió un parque urbano en Bucarest, hoy cuidado por autoridades y vecinos.
Por Pablo Hernández Lodigiani > @Pablohelo
Bucarest es una de las ciudades más densas de toda Europa, es la capital y localidad más poblada de Rumania, y cuenta con más de 2 millones de habitantes que recorren todos los días las calles de la ciudad.
En 1989, durante el mandato comunista del presidente Nicolae Ceaușescu, se planearon varios proyectos de carácter urbano y arquitectónico que fueron abandonados tras la Revolución Rumana que sacudió al país durante diciembre de aquel año. Uno de esos proyectos fue el vecindario Văcărești, que tras la sustitución del presidente, quedó en el abandono y en la ruina, convirtiéndose en un lago vacío rodeado de maleza y plantas gruesas.
Con el paso de los años, un pedazo de tierra inacabada y abandonada tras los estragos del conflicto civil, se transformó en uno de los ecosistemas más variados de toda la región europea, ya que la naturaleza y la vida silvestre han convertido –sin intervención humana– este terreno baldío en un paisaje de vida salvaje saturado de pasto, árboles, tres lagos interconectados, vegetación densa, más de 100 especies de pájaros y superficie húmeda y fértil.
Aprovecha vida salvaje el terreno
En 2013, se llevó a cabo una expedición por parte de autoridades científicas en la flora y fauna del Parque Văcărești, en donde determinaron que existen 96 especies de vida aviaria, una extendida variedad de mamíferos como comadrejas y nutrias, además de grupos reptiles como serpientes, tortugas y lagartijas.
Por su parte, Dan Barbulescu, vocero de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (International Union for the Conservation of Nature), compartió que no tienen idea de cómo es que llegaron las nutrias y comadrejas al Parque Nacional Văcărești, sin embargo, comprueba que el terreno debe ser atendido y que la calidad del agua en la zona es muy buena. Agregó que el parque urbano de Văcărești es un claro ejemplo de la capacidad de recuperación que tiene la naturaleza sin la mano ayuda de los seres humanos.
La evolución de este parque ha reunido a vecinos y autoridades de Bucarest para organizarse como voceros y vigilantes de la plantación, atendiendo los peligros de invasores, gente tirando basura, cazadores de animales, delincuentes o personas haciendo un mal uso del lugar.
El trabajo por la conservación del Parque Văcărești ha ocasionado que el gobierno otorgara la responsabilidad del cuidado del lugar a los activistas ecológicos, convirtiéndolo tras la designación en un parque urbano, pulmón para una de las ciudades con más movimiento de Europa: Bucarest.
