Más del 70% de los mexicanos viven en ciudades y por ello es oportuno cuestionar cómo se consolida y construye el entorno en el que vivimos y convivimos.
Por Gabriela Jurado Gutiérrez > @citymanager_
En específico, qué necesidades refleja el entorno urbano y de quién son; y cómo podemos transformar los espacios públicos y las ciudades en lugares inclusivos, que representen oportunidades, servicios y derechos humanos para todos y todas, desde el principio de igualdad.
Las ciudades y espacios públicos, son espacios artificiales construidos por seres humanos en contextos particulares. Esto lleva a que estos espacios, reflejen el entendimiento de la realidad de una sociedad en un momento específico, la distribución de poder y los recursos, así como las relaciones entre las y los diferentes habitantes.
Estos elementos, se traducen en la priorización de determinadas actividades y necesidades para grupos poblacionales específicos. Considerar que las ciudades son una construcción social que reflejan la distribución de poder e intereses, implica diversos elementos. En primer lugar, que el entorno urbano, la distribución de los equipamientos y servicios, y el ordenamiento territorial, reflejan los intereses de los tomadores de decisiones tradicionales, es decir varones, adultos, con pleno ejercicio de capacidades físicas y desde la afirmación de la división sexual del trabajo.
En segundo lugar, que existe una falsa neutralidad de género en la toma de decisiones, el entendimiento y gestión de las ciudades y por ende de los espacios públicos; y por último que así como se construyeron, con relativa facilidad se pueden cambiar, rediseñar y transformar de acuerdo con los nuevos principios y concepciones de una sociedad determinada –transitando hacia ciudades inclusivas e incluyentes que eliminen la desigualdad.
Tradicionalmente, la ciudadanía y las ciudades se han diseñado y construido dando prioridad a las actividades económicas (en lugar de complementarse con actividades de cuidado), el mundo público y los espacios asignados para varones.
El reconocimiento de esta realidad, conlleva a plantear algunos cuestionamientos, ¿las ciudades ayudan a todos y todas a realizar las actividades diarias o solamente a algunos grupos de la población? ¿el diseño y distribución de los espacios públicos facilita que determinadas poblaciones los usen? ¿como sociedad, estamos satisfechos con las ciudades, entornos urbanos y espacios públicos que tenemos disponibles? ¿qué ciudad ayudaría a que todos y todas las habitantes podamos contar con las mismas oportunidades?
Estas reflexiones se han realizado en diferentes ciudades a nivel global y desde foros internacionales promovidos por organismos multilaterales. El consenso global, está orientado a cambiar el paradigma urbano y transformar las ciudades en espacios inclusivos, incluyentes, que reflejen principios de igualdad y las experiencias y necesidades de todos y todas las que habitamos las áreas urbanas. Una herramienta ya desarrollada y disponible para lograr implementar los grandes principios de igualdad en las ciudades, es el urbanismo con enfoque de género para vincular el entorno y el territorio con las personas, sus actividades cotidianas y necesidades; reconociendo la importancia de las actividades de cuidado , y que el ser humano se debe ubicar en el centro de la planificación, gestión, construcción de las ciudades y los espacios públicos.
A partir del reconocimiento de que las ciudades reflejan grandes desigualdades, tenemos la oportunidad de definir – y exigir a las y los tomadores de decisiones- esta nueva visión de ciudad, en donde se ubique al ser humano en el centro, con principios de igualdad, con mecanismos que permitan acceder a todas las oportunidades que representan las ciudades, y que garanticen el acceso y ejercicio de todos los derechos humanos en el lugar que vivimos.
- El concepto de división sexual del trabajo, de acuerdo a la CEPAL, analiza la distribución de tareas, actividades y responsabilidades a partir de roles de género asignados por sexo; esta visión tradicional asigna a los varones el rol de proveer los recursos económicos a las familias mediante su trabajo en el ámbito público, y a las mujeres las tareas domésticas, de crianza de hijos e hijas y el ejercicio de las labores de cuidad de otros.
- De acuerdo a UNICEF, género se refiere a las ideas, normas y comportamientos que la sociedad ha establecido para cada sexo (características fisiológicas y sexuales con las que nacen mujeres y hombre), y el valor y significado que se les asigna.
- Conjunto de actividades relacionadas a las necesidades más básicas y relevantes para la existencia y reproducción de las personas, en las sociedades en las que viven; permiten a las personas alimentarse, educarse, estar sanas y vivir en un entorno propicio. Para complementar el análisis, se asocian las actividades de cuidado con el trabajo no remunerado, realizado dentro del hogar.